BOTOX

Botox

El Botox, fármaco que actúa paralizando temporalmente los músculos, es la toxina más potente de las siete que se derivan de la bacteria clostridium botulinum. Comenzó a utilizarse en Estados Unidos en los años 60 como agente terapéutico para el tratamiento de enfermedades relacionadas con desórdenes neurológicos, caracterizados por una involuntaria contracción muscular.

Es una sustancia segura , con muy pocas contraindicaciones. Las toxinas son inofensivas para el ser humano, de hecho la penicilina y ciertos antibióticos reconocen el mismo origen. Su perfil de seguridad es excelente, pues acredita experiencia en distintas especialidades médicas en más de 72 países en el mundo.

Modo de acción

El efecto farmacológico de la toxina botulínica tiene lugar a nivel de la unión neuromuscular. En esta región de transición entre el nervio periférico y el músculo se produce la liberación de acetilcolina, un neurotransmisor necesario para producir la contracción muscular. La toxina botulínica actúa de forma local mediante el bloqueo de la liberación de acetilcolina, lo que se traduce en parálisis muscular temporal. El efecto final es una quimiodenervación temporal en la unión neuromuscular sin producir ninguna lesión física en las estructuras nerviosas.


Aplicaciones clínicas

La primera aplicación clínica de la infiltración local de toxina botulínica se realizó en 1977 como tratamiento corrector del estrabismo, una patología oftalmológica caracterizada por la hiperactividad de los músculos encargados de movilizar el globo ocular. Desde entonces, su uso se ha extendido no solo en el ámbito médico sino también en otras áreas paramédicas como en la estética. La neurología es una de las especialidades médica en la que la toxina botulínica aporta mayores beneficios terapéuticos. Aunque existen numerosas afecciones neurológicas potencialmente tratables con toxina botulínica, su uso más frecuente se circunscribe a ciertas enfermedades caracterizadas por movimientos involuntarios, especialmente en el caso de las distonías.

La infiltración local de toxina botulínica se considera el tratamiento de elección y más eficaz en la mayoría de las distonías focales. Este tipo de distonías se caracterizan por afectar a un único músculo o un grupo muscular y son las más frecuentes durante la edad adulta. Por el contrario, el tratamiento de la distonía generalizada (distonía de torsión idiopática) es fundamentalmente farmacológico (anticolinérgicos, benzodiacepinas, neurolépticos). El blefaroespasmo, o contracción intermitente o persistente de la musculatura orbicular de los ojos, fue la primera distonía focal tratada con la infiltración local de toxina botulínica. Otros tipos de distonías que se benefician espectacularmente de este tratamiento son la distonía cervical (tortícolis espasmódica) y ciertas distonías de miembros denominadas ocupacionales (calambre del escribiente).

Otros trastornos neurológicos que pueden ser tratados con la infiltración local de toxina botulínica son el espasmo hemifacial, ciertos temblores y la rigidez o espasticidad. Cada vez se realizan más estudios experimentales y clínicos para determinar futuras aplicaciones de la toxina botulínica, como en la hiperhidrosis (sudoración excesiva) y la sialorrea (excesiva formación de saliva).


Posología

La técnica de aplicación de la toxina botulínica varía entre los diferentes grupos de trabajo. La medida inicial más importante para su aplicación consiste en la identificación mediante palpación de las zonas dolorosas y los músculos hiperactivos responsables de la postura distónica. No existe una dosis estandarizada de toxina botulínica para el tratamiento de las distonías. El beneficio clínico suele observarse durante la primera semana y la duración del efecto oscila entre 2 y 4 meses. Con los tratamientos sucesivos, la dosis de toxina botulínica y los puntos de inyección se individualizan para cada paciente en función de los resultados obtenidos inicialmente. La frecuencia recomendada para sucesivas infiltraciones no debe ser inferior a 3 y 4 meses.


Aplicaciones cosméticas: la toxina botulínica

La toxina botulínica del tipo A - BOTOX® es un medicamento producido y registrado por la empresa Allergan de Irving, California. El Botox® es una forma diluida de la toxina botulínica, que hoy en día se considera uno de los tratamientos que ofrece mejores resultados para eliminar las arrugas. Tras su infiltración con una aguja extra fina en el músculo debajo de la piel de la zona que se desea tratar, la toxina actúa inhibiendo por relajación el movimiento muscular. Con este efecto se pretende que desaparezcan las arrugas y por tanto proporcionar un aspecto más juvenil en la piel.

En abril de 2002 obtuvo la aprobación oficial en EE.UU. para aplicarse en esta área de la estética. Las ventas se incrementaron de manera exponencial.